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La etiqueta es lo que nos diferencia. Tener en nuestra mano las mayores prestaciones, aunque luego no se use. ¿Quién no ha pedido presupuesto sobre la compra de un coche con el catálogo de extras al completo? La tecnología de alto consumo se mueve por juncos invisibles que hay que diferenciar bien si los fabricantes, industria y consumidores navegan juntos hacia el mismo destino . Son muchas las innovaciones que se han puesto en marcha en los últimos años y que, por alguna razón, no cuajaron pese a venir acompañadas del siempre atractivo sobrenombre de «revolucionarias».
El LaserDisc , ¿alguien se acuerda? ¿Correrá la misma suerte el Blu-Ray? Los reproductores Betamax o los minidiscs hoy en día son objetos de culto que cogen polvo en un cajón.
Cuando los ciudadanos se maravillaron con la película «Avatar» en los cines desearon profundamente revivir esa experiencia en sus hogares. De pronto, las adaptaciones a esta tecnología a los lanzamientos más recientes inundaron la cartelera. Era un reclamo que venía acompañado de un pequeño incremento en el precio de la entrada.
¿Vale la pena ver « Los Vengadores » en 3D por cuatro euros más que el ticket digamos «normal», es decir, opta por verlo en 2D? Cada uno que saque sus propias conclusiones. Y, de pronto también, los fabricantes de televisores comenzaron a encontrar una oportunidad para explotar aquellas sensaciones, únicamente obtenidas mediante el uso de gafas especiales. Los televisores empezaron a ofrecer nuevas prestaciones. Eran esos «extras» que, pasado un tiempo, se ha estandarizado en los modelos de televisores más actuales. Pero la curva de innovación debe continuar. Si algo funciona, ¿para qué tocarlo? Pero, ojo, si no triunfa como se esperaba, ¿no es más acertado probar con otra cosa?
Los principales fabricantes de televisores han migrado sus intereses en los últimos años en mejorar otras características y experimentar con nuevos formatos. Resoluciones más altas, paneles curvados y software que prometen apadrinar la «inteligencia» audiovisual . Sin embargo, y pese a la gran inversión en el desarrollo de la tecnología 3D, se han empezado a colgar las gafas. LG y Samsung -dos de los principales proveedores- han decidido darle de lado para esforzarse en otro tipo de posibilidades de imagen, según destaca el medio coreano ET News .
LG ha señalado que únicamente el 20% de los modelos de televisor que se lanzarán en los próximos meses dará soporte al 3D pasivo frente al 40% estimado en los del pasado año, mientras que otro gigante del sector como Sony ha decidido que solo los modelos de alta gama (serie X93D y X94D) serán compatibles con esta tecnología en un año, por cierto, que se espera que comiencen a rodar los primeros dispositivos de consumo de realidad virtual ( HTC Vive , Oculus Rift y PlayStation VR ) que aspira a abrir una nueva forma de consumo de contenidos audiovisuales. De los grandes, Panasonic se mantiene en sus trece con el 3D.
Desde 2010 el catálogo de televisores que ofrecen la posibilidad de reproducir contenidos en 3D no ha hecho más que multiplicarse, pero su uso es más bien escaso. El mercado, no obstante, demanda una mayor inmersión por parte de los aparatos electrónicos . La exigencia de unas lentes especiales y una escasa oferta de contenidos han frenado el impulso del 3D. Sí es cierto que los consumidores quieren sentir que las imágenes «salen» de sus pantallas como por arte de magia, pero rechazan utilizar un elemento intermediario para lograr ese efecto. Según datos de la firma de análisis NPD Group , los televisores 3D han reducido sus ventas en el mercado norteamericano desde 2012.
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José Manuel Sánchez Daze
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